La seguridad del paciente y la eficiencia en la sanidad, no pueden existir sin las prácticas de No Hacer. Priorizar se convierte en una importante lección de la pandemia.
La seguridad del paciente y la eficiencia en la sanidad, no pueden existir sin las prácticas de No Hacer. Priorizar se convierte en una importante lección de la pandemia.
El paciente debe tomar sus propias decisiones para que se adapten a su estilo de vida. Dejarles esto a su elección, permitiendo que el paciente se empodere. La decisión suele implicar una hospitalización domiciliaria que resulta más segura y económica.
Muchas son las ocasiones en las que no se tiene en cuenta formar a las personas de los hospitales con aspectos más sencillos. Difundir las prácticas del No Hacer resulta muy útil, así lo ha demostrado la pandemia.
Estabilizar a los pacientes antes de una intervención, disminuye la morbilidad, mejorando los resultados y cumpliendo todos aquellos objetivos que son muy importantes para los proyectos de salud.
La pandemia ha hecho ver que hay ciertas consultas que pueden hacerse de manera telefónica, e incluso representan un gran beneficio, como puede ser en aquellas que los cuidadores son sus hijos y de personas que deban salir lo menos posible. Sin olvidar aquel porcentaje de personas que necesitan una visita presencial.
Reducir el consumo antibiótico ha conseguido disminuir la infección por bacterias multirresistentes. Ha tenido un gran impacto sobre el Sistema de Salud, por el impacto que ha tenido a nivel nacional.
La insuficiencia cardiaca es un problema muy importante para el Sistema Sanitario, debido a su alta prevalencia. La estrategia del No Hacer es fundamental, optando por la individualización de cada paciente.